Reflexiones en la Alcoba
Cuando
acontecen grandes catástrofes, como la pandemia del Coronavirus, terminamos por recurrir a las respuestas que tal vez nos ofrezcan las teorías sociales en búsqueda de una aparente explicación o solución; sin embargo, su capacidad
explicativa y la complejidad de la realidad también se amplían. Por lo tanto,
creo que, ante este tipo de crisis globales, la tarea urgente de la academia
consiste en identificar los límites analíticos que poseen sus herramientas
intelectuales para explicar los cambios históricos. En consecuencia, es
necesario elaborar y visibilizar debates teóricos que permitan mapear y
conceptualizar el mundo que está comenzando a surgir.
A
continuación, se expondrán reflexiones sobre la burocracia, el capitalismo, el
medio ambiente y la contingencia basado en textos de las ciencias sociales y artículos
de la antropología con los que me he había encontrado hace ya algún tiempo y
que hoy me resultan de gran interés para elaborar un contexto interpretativo
del mundo contemporáneo con el fin de explorar las causas y las implicaciones
de la pandemia del Coronavirus.
A propósito de la Burocracia
Muchos nos
hemos enfrentado a trámites institucionales absurdos que nos hacen perder la
paciencia. David Graeber (2015) en “La utopía de las reglas: sobre la
tecnología, la estupidez y las alegrías secretas de la burocracia” expone
críticamente que para los teóricos sociales clásicos las instituciones son
eficientes y tienen racionalidades que permiten simplificar y organizar las
relaciones sociales. Pero dicho sobre énfasis en la sistematicidad institucional
no permite estudiar cómo la estupidez burocrática abarca y desgasta cada vez
más nuestra vida cotidiana.
Los Estados
han tomado modelos organizativos de las empresas para dinamizar sus procesos
institucionales. Para ello, según Graeber, se ha utilizado la tecnología con el
fin de elaborar normas, procedimientos y formatos que muchas veces terminan
siendo absurdos y estúpidos. Paradójicamente, la búsqueda de orden termina
generando ordenes arbitrarios que se naturalizan acríticamente y perpetúan
formas de violencia. Por ejemplo, las reglas burocráticas generan la ilusión de
que están basadas en la justicia, la racionalidad y la libertad, por lo que
eliminan el poder autoritario. Pero cuando estas reglas se hacen explicitas se
evidencia que son contradictorias, por lo que se genera un poder autoritario ya
que los encargados de los procedimientos institucionales deben determinar en
qué contexto se aplican. Tal es la desorganización que puede generar la
burocracia que esta conduce a más burocracia, a razón de que sus problemas se
pretenden solucionar bajo su misma reproducción al crear trabajos inútiles que
crean reglas inútiles.
Los
argumentos de Graeber nos invitan a abandonar la concepción de que las
instituciones están apoyadas en racionalidades totalmente claras y
sistemáticas. Actualmente, en el desborde de la burocracia moderna, nos
encontramos ante el choque de múltiples reglas, procedimientos e intereses
arbitrarios y contradictorios dentro de las instituciones. De modo que en vez
de creer que la crisis actual fue planeada y coordinada, es necesario
considerar la posibilidad de que la estupidez burocrática sea una de sus
causas.
La falta de
articulación institucional es un factor central que permite entender por qué el
Coronavirus se está expandiendo por el planeta. Piénsese en la censura del
gobierno chino ante las primeras alarmas del virus, la negación del peligro de
la pandemia por los presidentes de Estados Unidos y Brasil, la tardanza en las
medidas de respuesta por parte de los gobiernos europeos y latinoamericanos, la
falta de preparación de los sistemas de salud en el planeta (especialmente en
China debido a la baja calidad de su servicio y en Estados Unidos por su
caótica y baja cobertura), y los recortes presupuestales en investigación y
prevención de enfermedades virales. La pandemia actual se debe en parte a la
burocratización del mundo contemporáneo, por ello es que, por ejemplo, las
medidas autoritarias y represivas del gobierno chino no reflejan su alta
capacidad coordinación, sino, por el contrario, su incapacidad de manejar la
crisis. De allí que, como menciona Graeber, exista un vínculo constitutivo
entre la estupidez burocrática y la violencia.
¿Cómo entender la crisis?
En medio de
nuevos constreñimientos políticos surgen oportunidades por-venir, por lo que no
debemos juzgar de antemano los cambios históricos. En este mismo sentido, el
valor de la incertidumbre generada por el Coronavirus yace en que evidencia que
no hay caminos predefinidos en la historia, puesto que nuestro mundo se
encuentra en construcción permanente.
En esta
crisis experimentaremos simultáneamente nuevos peligros y oportunidades
democráticas. Veremos miedos colectivos que conducen a nacionalismos radicales
y a sus formas derivadas de violencia, pero también al fortalecimiento
multilateralismo para coordinar agendas globales de salud pública, estrategias
económicas para salir de la recesión y el cambio de políticas migratorias
debido a la crisis demográfica. Nuevos recortes fiscales en inversión social
para rescatar a las grandes empresas y bancos de la crisis económica como actualmente
pasa en nuestro pais, y a su vez una amplia defensa de los bienes públicos
(como salud, agua y telecomunicaciones) contra las políticas neoliberales de
privatización. El crecimiento de la inequidad social debido a las capacidades
diferenciales de los Estados y regiones para ayudar a los más vulnerables, y
nuevas redes, expresiones globales y vecinales de solidaridad y apoyo
humanitario.
También es
posible que presenciemos la pérdida de la privacidad dada una mayor
mercantilización de la información virtual, y una mayor prevención y control de
enfermedades por medio del big data. Un aumento en el desempleo global, pero
también la creación de nuevos empleos y formas de explotación relacionados con
el teletrabajo (que no cuentan con posibilidades de sindicalización y deben
disputar sus derechos laborales). Mayores conflictos ambientales por energía y
materia prima ante la masificación de la nueva tecnología que requiere el
teletrabajo y, a su vez, una mayor preocupación por el cambio climático
enfocada en la protección de ecosistemas para prevenir nuevas pandemias. Se
abren nuevas posibilidades históricas para disputar el rumbo contingente que va
a tomar nuestro mundo. La reinvención de los Estados por la crisis del
Coronavirus es una oportunidad política con la que no contábamos en las décadas
anteriores.
En suma, la
vulnerabilidad y la desorientación que sentimos por la recomposición del mundo
debido a la pandemia del Coronavirus debe llevarnos a evaluar críticamente las
herramientas intelectuales con las que contamos y a crear modelos teóricos
alternativos para comprender los tiempos de crisis que enfrentamos. Aun así,
apenas empieza la tarea de elaborar herramientas que permitan mapear,
conceptualizar y actuar ante la nueva realidad que está surgiendo. Los desafíos
políticos e intelectuales de este nuevo siglo creo que nos obligan a reinventar
la teoría social.
Bibliografía
Graeber,David.(2015).La utopía de las reglas: sobre la tecnología, la estupidez y las alegrías secretas de la burocracia.Londres.Melville House.
Tsing,Anna.(2005).El hongo del fin del mundo:Sobre la posibilidad de vida en las ruinas capitalistas. Estados unidos: Princeton Universiti Press.